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Una violación es siempre una experiencia de fuerte impacto en la vida de una persona.

Puede afectar todas las esferas de su vida de forma inmediata y también a largo plazo.

Aunque no es un tema del que se hable comúnmente, dista de ser infrecuente. Se estima que el 35 por ciento de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental o violencia sexual por parte de otra persona distinta a su compañero (estas cifras no incluyen el acoso sexual) en algún momento de sus vidas.

https://www.unwomen.org/es/what-we-do/ending-violence-against-women/fact... Alrededor de 15 millones de mujeres adolescentes entre 15 y 19 años de todo el mundo han sido obligadas a mantener relaciones sexuales forzadas (coito u otras prácticas sexuales forzadas) en algún momento de sus vidas.

https://www.unicef.org/publications/files/Violence_in_the_lives_of_child... and_adolescents.pdf La calidad en la atención que una víctima de violencia sexual reciba por parte del personal de salud, puede significar una diferencia muy importante en reducir los daños asociados a las violaciones; consecuencias físicas como embarazos no deseados, infecciones por VIH u otra ITS, incluso la supervivencia después de lesiones graves, no menos impor- tante, en la integridad emocional de la víctima, la protección contra nuevas agresiones y el logro de justicia.

La atención integral en salud a víctimas de violencias sexuales constituye un importante reto para los y las profesionales de la salud, así como para las instituciones, las víctimas de violencia sexual acuden a los servicios de salud venciendo muchas barreras personales y sociales que el evento de violencia les ocasiona, y llegan a la institución en condiciones de alta vulnerabilidad. El conocimiento de un protocolo de tratamiento que disminuya riesgos, el desarrollo de habilidades de comunicación y un trato digno y cálido son fundamentales.

Las atenciones deben cumplir Principios Rectores de la Asistencia Médica: Confidencialidad, Seguridad, Respeto y No discriminación. El protocolo de manejo de violencia sexual tiene como objetivo servir de guía a los equipos de salud de la red comunal y de los hospitales de la República Bolivariana de Venezuela para la atención integral a las víctimas de violencia sexual respetando sus derechos y garantizando libertad, confianza y seguridad.