Las mujeres necesitan preservar su autonomía y empoderarse de sus derechos sexuales y derechos reproductivos para vivir una vida libre de violencia. La autonomía se entiende como la capacidad de tomar decisiones libres, informadas y responsables respecto a la sexualidad y la procreación, que aseguren el desarrollo y la salud integral, así como la calidad de vida. Supone la posibilidad de satisfacer plenamente las necesidades de salud sexual y reproductiva durante las diferentes etapas de la vida.