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“El trabajo del UNFPA en Venezuela era el de promoción de políticas públicas, diseñando mecanismos de atención, pero sin brindarla directamente. Desde hace dos años, como respuesta a la grave crisis económica que vive el país cambiamos el modelo y podemos hacer asistencia directa y trabajar con proyectos sobre el terreno” explica Jorge González Caro, Representante Nacional del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

Trabajar por los derechos reproductivos es clave como acción de transformación social y visión de un futuro próspero, al incidir no solo en la salud de las mujeres y adolescentes, sino también al traducirse en una menor tasa de abandono escolar por embarazos no planificados, en un crecimiento sostenible de la población y en una mayor participación de las mujeres en sus comunidades y economías.

Aunque el país está dotado de estrategias para atender y proteger a la mujer embarazada, de un Plan de Reducción del Embarazo adolescente a Temprana edad y en la Adolescencia (PRETA) y de un extenso cuerpo normativo para garantizar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, la brecha entre la ley y su aplicación es significativa y se ha profundizado con el impacto de la crisis. 

Desde 2018, el UNFPA, ha tomado un rol más activo, apoyando a las autoridades y otros actores sociales para garantizar la continuidad de los servicios de Salud Sexual y Reproductiva, la provisión de métodos anticonceptivos, y la prevención y respuesta a la violencia de género, aún en medio de la pandemia por COVID-19 en 08 estados priorizados: Distrito Capital, Miranda, Zulia, Carabobo, Táchira, Apure, Bolívar y Anzoátegui.

En este tiempo el UNFPA ha logrado articular una red de apoyo a distintos actores en el sector público, con organizaciones de la sociedad civil, el sector privado, la academia e incluso organizaciones basadas en la fe para dar una respuesta más rápida y efectiva a las necesidades de las mujeres y adolescentes más vulnerables. Este trabajo en conjunto ha demostrado que la clave para superar esta crisis está en unir fuerzas y poner las diferencias a un lado. Muestra de ello es la colaboración que se ha logrado con autoridades nacionales y locales en el estado Táchira, donde se trabaja con el Ministerio del Poder Popular para la Salud y Corpotáchira.

El acercamiento con muchas instituciones públicas que tienen presencia a lo largo y ancho del territorio nacional, pero que están en estado precario, ha permitido al UNFPA fortalecer estas organizaciones dotándolas de insumos y entrenando a su personal para garantizar así su sostenibilidad en el tiempo. Esta colaboración se ha traducido en la adecuación de 15 hospitales y 39 centros de salud.

Uno de los grandes retos ha sido garantizar la prestación de servicios frente al debilitamiento de las instituciones y más recientemente en el contexto del confinamiento. “Para continuar brindado apoyo a las víctimas de violencia basada en género hemos migrado los servicios de gestoría de casos, orientación psicosocial y jurídica a modalidades remotas como las líneas telefónicas de atención” señala Gioconda Mota Gutiérrez, Coordinadora Nacional de Violencia de Género del UNFPA en Venezuela.

Los proyectos del UNFPA se han desarrollado en el corazón de las comunidades que más lo necesitan. Esto ha permitido a la organización estar en primera línea para dar asistencia a mujeres y niñas de manera inmediata. “Le dan a uno los medicamentos que necesita y eso es importante porque uno no cuenta con los recursos, uno viene prácticamente sin nada y aquí consigue ese apoyo”, afirma Lourdes Ramírez desde el Centro de Atención Integral para niñas, niños y adolescentes (CAINNAM) en el que el UNFPA presta servicios junto a UNICEF en la frontera con Colombia.

Gracias a un equipo de respuesta humanitaria con personal local-nacional que permite llegar a más personas a un menor costo sin sacrificar calidad en la respuesta, y mantener en el país a personal médico especializado, que es cada vez es más escaso;  El UNFPA ha logrado mejores servicios de salud sexual y reproductiva, mayor acceso a anticonceptivos, que han llegado a ser los únicos disponibles gratuitamente en el país, y servicios de atención y prevención de violencia basada en género, en los lugares más vulnerables del país, incluyendo poblaciones fronterizas. 

 

Para Eugenia Sekler, oficial de Salud Sexual y Reproductiva del UNFPA en Venezuela, uno de los más grandes logros de la organización es “la cantidad de mujeres a las que hemos podido prestar atención directamente, que no es algo que nos han contado, sino que hemos podido colocar de primera mano métodos anticonceptivos a una gran cantidad de mujeres que no tenían acceso a ellos y sabemos que esta acción concreta tendrá un impacto a largo plazo en la reducción de la pobreza”.

El UNFPA espera poder continuar potenciando su trabajo por las mujeres y niñas más vulnerables en Venezuela, manteniéndose muy cerca de las comunidades. En este sentido, esperan contar con el apoyo de los donantes internacionales para poder cubrir la brecha financiera de sus programas, cuyo monto ronda los 18 millones de dólares y alcanzar así a otros miles de mujeres en necesidad en los próximos meses.